Gottfried August Knoche (
Halberstadt,
Alemania,
17 de marzo de
1813 - † Finca Buena Vista,
La Guaira,
Venezuela,
2 de enero de
1901) fue un
médico cirujano alemán, famoso por inventar un líquido embalsamador con el que
momificó docenas de cuerpos, incluyendo el propio, en los laboratorios ubicados en la Hacienda Buena Vista, ubicada en el sector Palmar del Picacho de
Galipán, en
Vargas,
Venezuela. Es uno de los personajes más misteriosos y enigmáticos relacionados con la historia de
Venezuela a mediados del
siglo XIX, específicamente en la región de
Galipán perteneciente al
Parque Nacional Waraira Repano.
Una vez establecido en La Guaira decide traer a vivir a su esposa y las niñas, Josephine y Amalie Weissmann, que más tarde serían sus enfermeras y ayudantes. Ejerce como doctor en esa ciudad y se gana la fama de persona caritativa, al atender a pacientes pobres sin cobrar además de su incansable lucha contra la epidemia de
cólera que asoló la región en esos años. En
1845 recibe la revalidación de su título, por parte de la
Universidad Central de Venezuela durante el gobierno del general
Juan Crisóstomo Falcón.
Amante de la
naturaleza, durante sus primeros tiempos en
La Guaira solía hacer largas excursiones a caballo hasta las montañas de
Galipán. La perspectiva fascinante que ofrece el Litoral desde las alturas del Picacho y su fresco clima debieron ejercer en él fuerte atracción. Quizá fue así como nació su idea de adquirir alguna posesión en los alrededores. No muy lejos existían pequeñas fincas destinadas desde la época colonial al cultivo de café y frutales.
Tuvo una hija de nombre
Anna (
1840-
1879), quien casó con
Heinrich Müller (
1812-
1881) siendo ambos enterrados en el mausoleo familiar, y un hijo llamado Oswaldo Knoche que vino graduado en medicina de
Alemania y se residenció en
Puerto Cabello. No se conocen mayores detalles de su destino.
También llegó de
Alemania el hermano de Knoche, el
Sr. Wilhelm, enterrado también en el panteón familiar de cuya vida o actividades se desconoce. La esposa del Dr. Knoche, debido a la soledad que le provocaba vivir en la Hacienda
"Buena Vista" decide regresar a
Alemania y allí muere en fecha que aún se desconoce.
Su fascinación y persistencia por evitar el inexorable proceso de descomposición de los cuerpos, le hizo experimentar con cadáveres no reclamados de la
Guerra Federal, que subía a caballo desde el hospital San Juan de Dios. Knoche creó un líquido que se inyectaba en el torrente sanguíneo y conservaba al cadáver sin necesidad de extraer sus órganos. Así, el doctor momificó varios cuerpos y los mantuvo en su laboratorio.
Esta obsesión por dotar de una apariencia de vida a los muertos dio pie a una de las anécdotas más populares atribuidas a este enigmático personaje. Los familiares de don
Tomás Lander, distinguido hombre público de la Caracas del
siglo XIX, fundador junto con
Antonio Leocadio Guzmán del periódico
"El Venezolano", conocieron a través de un amigo las virtudes del misterioso líquido embalsamador del Dr. Knoche y solicitaron al médico que momificara el cuerpo de su deudo. Una vez concluido el proceso, con el cuerpo ya vestido y maquillado por sus familiares, sentaron a Lander en un escritorio a la entrada de su casa. Allí estuvo durante 40 años, hasta que el gobierno de
Antonio Guzmán Blanco exigió a los descendientes del difunto que enterrasen a la momia. Un presidente de Venezuela,
Francisco Linares Alcántara, también fue momificado por el
médico alemán. Igualmente, momificó hasta sus perros y los convirtió en guardianes de la entrada del mausoleo.
Para la llegada de su propia muerte, Knoche había previsto que fuese la enfermera Amalie Weismann la encargada de suministrarle el suero momificador, dosis que dejó preparada. Aunque la última sobreviviente de Bella Vista parece haber consultado con el
cónsul alemán de la época, Julius Lesse, acerca de redactar un documento en el que constara que su última voluntad era que su cuerpo fuese cremado y las cenizas arrojadas al mar; el mismo doctor Lesse y Carlos Enrique Reverón subieron a Bella Vista, inyectándole la dosis preparada para ella 20 años antes por el mismo Knoche, luego cerraron la puerta del mausoleo y las llaves fueron lanzadas al mar.
Entrada de campo de la casa de Knoche, según dibujo del arquitecto Andrés Nogaard
Knoche fijó su atención de manera preferente en una finca y la adquirió a bajo precio, con el fin de pasar en ella los fines de semana. Finalmente se muda de forma definitiva con el pretexto de que su esposa no soportaba el calor húmedo de la zona costera de
La Guaira.
Se dispuso entonces a edificar una casa al estilo de la región alemana
Selva Negra, dotada de un gran salón, revestido de madera, con su
chimenea y gradería de rústico a la entrada. Casi todo el material fue transportado desde
La Guaira a lomo de
mulas. Las habitaciones estaban dotadas de amplios ventanales que daban al mar. Personas que tuvieron la suerte o el privilegio de conocer aquella posesión a fines del
siglo XIX, elogiaron el buen gusto con que estaba decorada.
Dicha propiedad según
Hellmund Straka, la reedificó en el año
1880 y la adquirió por 70.000 Bs, que llamo
“Buena Vista” ubicada a 1.015
msnm debido a la excelente vista que se tenía del Litoral central. Allí construyó un pequeño laboratorio para realizar sus experimentos de momificación y a 100 metros de allí, construyó su casa sobre una enorme roca, tal vez por ello el lugar se ha mantenido a salvo de desastres naturales.
El Laboratorio posee una sola entrada y carente de ventanales, aunque se pueden ver conductos que bien podrían haber servido de canales de ventilación. Sus ruinas están en mejor estado que las de la residencia de Knoche. Aunque debido al crecimiento de los
arbustos y personas que abren agujeros en las paredes, se ha generado una enorme grieta.
Básicamente la residencia la diseñó Knoche al estilo tradicional de la región
alemana Selva Negra. Con sus grandes ventanales, techos de madera, un largo pasillo y techo a dos aguas. Según testimonios de
Eduardo Rosswaag en sus visitas a la finca Buena Vista en septiembre de
1923 comenta:
"Tenemos la impresión de que hemos sido sustraídos de un ambiente del trópico para penetrar bruscamente en el célebre Gran Ducado de Baden. Estamos en plena Germania, así lo proclama desde el mueblaje hasta los cuadros que en la tapicería pregonan los episodios épicos más culminantes del antiguo imperio. La anciana se dirige a la pared (refiriéndose a Amalie Weismann) donde cuelga un grabado que representa la entrevista en el campo de Waterloo entre el duque de Wellington y Blucher"
Hoy en día la finca está en ruinas llenas de maleza,
enredaderas y
arboles. Al dirigirse a la finca el detalle que salta a la vista es un extremo de la pared frontal donde sobresale a como dos metros de altura un detalle arquitectónico formado por un
arabesco muy común en aquella época. También se observan detalles de la cocina y a unos pocos metros un interesante orificio en el suelo que indica un lavadero con fondo de mármol. También hay restos de columnas que sostenían barandas de madera que conducen a un
desfiladero, como una especie de balcón. Unos deteriorados muros laterales de adobe y piedra que pertenecían a las paredes laterales de la residencia de Knoche.
Según
Eduard Rosswagg, quién realizó una excursión en
1961 a
Buena Vista, se entrevistó con
José Ravelo que vivía allí desde
1954 por compra de
hipoteca a
Manuel Acevedo Muller, se desconoce si era descendiente de
Heinrich Muller, yerno de Knoche, quién a su vez destruyó la casa buscando un "entierro".
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Dentro del mausoleo, dos terceras partes del espacio están ocupadas por los seis sarcófagos de
cemento, con un pequeño pasillo para los visitantes. Las dimensiones de dichos nichos son 2.10 x 0.70 x 0.75 metros puestos en fila y cuyas tres cuartas partes de sus dimensiones estaban cubiertas de mármol de 3 cm de espesor y una cuarta parte de vidrio reforzado con malla metálica para que se pudiera ver a través de él a cada una de las momias. También existían antiguamente seis lápidas de mármol que contenían los nombres de la familia Knoche y que fueron destruidas por vándalos y reconstruidas de nuevo, aunque existen varias fotografías antiguas donde se ven dichas inscripciones. El orden que reposan los nichos según indicó Amalie Weismann a Eduardo Rosswaag el
2 de septiembre de
1923:
Las abreviaciones Geb. y Gest. significan en alemán: "Nació" y "Murió" respectivamente.
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Con el paso del tiempo, el lugar ha sido lentamente engullido por la vegetación y por el apetito voraz de vándalos, saqueadores y estudiantes de medicina que —intentando dar con el secreto del líquido momificador y atraídos por el mito de este sombrío mundo— han visitado la finca desde la muerte de Amalie Weismann (
1926). Algunas de las paredes exteriores, los marcos de las puertas de la entrada principal, la
caballeriza, un tanque, el laboratorio y el horno de la cocina son los últimos vestigios de la misteriosa posesión de El Ávila.
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- Según la investigación realizada por los sociólogos venezolanos Andrés Eloy Sánchez y Alessandra Occhino, las hermanas Josephine y Amalie Weissmann tenían apenas 10 y 2 años de edad, respectivamente, cuando llegaron a La Guaira, lo cual hace imposible que fuesen ya enfermeras o que hubiesen trabajado en Alemania con el Dr. Knoche, como se ha afirmado erróneamente.
- Según el historiador Guillermo José Schael, Gottfried Knoche era primo de Amalie Weissmann. Cabe suponer que también lo era de Josephine.
- El desaparecido Hospital San Juan de Dios de La Guaira estaba ubicado junto a la Catedral San Pedro Apóstol.
- El músico de heavy metal venezolano Paul Gillman le dedica una canción a la leyenda del Doctor Knoche, la canción, llamada Dr. Knoche, se encuentra en el disco El regreso del guerrero(1990).